miércoles, 4 de diciembre de 2013

Raíces y Flores: Espacio de Educación Libre y Crianza en Comunidad en las mañanas de los lunes, después de un mes…

Raíces y Flores como proyecto socioeducativo se empezó a gestar en nuestros corazones y cabezas como una utopía, ese horizonte que una persona desea alcanzar, pero que mientras se va acercando observa que del mismo modo se aleja, y como alguien preguntará, nosotros/as también lo hicimos, entonces ¿para qué sirve la utopía?, y alguien sabiamente respondió “para caminar”.

En esta cultura del presentismo y la aceleración vital, la utopía ha sido maltrecha, malinterpretada y malintencionadamente criticada, para Estefi y Jorge se ha transformado en la esperanza, la brújula, la paciencia y el horizonte. Así es que cuando alguien en una Tertulia Pedagógica nos planteaba de modo un tono crítico, pero es que esto tiene una perspectiva utópica, sin reparos nos apoyamos en la utopía para caminar y en la naturaleza política de la educación, a la que hace años Paulo Freire (1991) le dedicó una obra de obligada lectura-reflexiva para conocer por qué hacemos lo que hacemos, somos quienes somos y pesamos o asumimos las ideas ajenas.

 

Este último mes de noviembre ha significado el arranque de nuestro proyecto por las mañanas, puesto que deseábamos ofrecer la oportunidad a niños/as y familias de disfrutar, crecer y ser felices en un entorno preparado, adecuado y enriquecedor para los procesos personales de cada niño/a, padre o madre, y de la familia como parte de la micro-comunidad.

Empezamos a nutrir el desarrollo de un grupo pequeño, grupo-semilla, conformado por Alejandra, Celia e Iris, cada una desde su momento vital, su proceso de desarrollo personal y empezando a construir una micro-comunidad entre familias y con el apoyo profesional del Equipo Socioeducativo de Raíces y Flores.

Desde una metodología rigurosa, seria y científica como es la Pedagogía Orgánica que mira al niño/a en su conjunto como ser humano, persona, sujeto de su propio cambio y responsable principal de su desarrollo y crecimiento en un entorno preparado con el apoyo afectivo-emocional, experiencial, profesional de personas adultas que dinamizan y facilitan procesos socioeducativos personales y comunitarios.



 

Así Celia, Alejandra e Iris nos van contando y mostrando sus ideas, concepciones, intereses, necesidades y motivaciones, desde el diálogo educativo entre iguales y con personas adultas el proceso educativo busca descubrir qué desean hacer, cómo lo podemos realizar, qué materiales nos hacen falta, donde desarrollar la actividad, y en muchas ocasiones de modo espontáneo surge el hacer por parte de Iris, Celia y Alejandra. Hacer que es aprovechado por Estefi y Jorge para pensar, analizar lo que está aconteciendo, proponer otras acciones, desarrollar otras actividades y plantear desde una visión integral tutorías con las familias, informes educativos que se elaboran semanalmente y que se comparten con padre y madre.

El potencial humano, las capacidades y el talento se desarrolla y muestra en la acción, por ello en Raíces y Flores siempre dejamos hacer, y desde la acción se plantean otras actividades, reflexiones, conexiones con la vida cotidiana, las emociones, los sentimientos y provocamos el pensamiento más crítico.
                         
En este mes de arranque y conocimiento mutuo han surgido cantidad de situaciones y oportunidades de aprendizaje, casi siempre co-protagonizadas por Alejandra, Celia e Iris, se repiten algunas actividades como visitar a Turuleta, Caponata y Negrita (las gallinas) o a Belfi (la tortuga), deambular por el espacio en busca de alguna sorpresa o por el simple placer que da la observación y la investigación, también suele ser una costumbre ver si ponen algún huevo a lo largo de la mañana, o levantar un trozo de césped artificial para que Turuleta busque lombrices, esos seres que abundan en nuestra tierra fértil y húmeda del rincón de la naturaleza.

El ambiente de respeto se refiere no sólo al entorno y materiales, sino de forma principal a las relaciones entre iguales y con las personas adultas, casi de forma espontánea nos sale preguntarnos si hemos terminado con algún material para pedirlo prestado, esperar a que la otra persona termine para utilizar un instrumento, preguntar si puedo hacer con alguien que está realizando una actividad, sin que se sienta invadido y esto se torna en un elemento importante para que la confianza y seguridad se van conformando en el niño/a. Elementos que ayudarán al desarrollo del autoconcepto, la autoestima y las relaciones sociales saludables. La autonomía de un/a niño o niña se cimienta en esta confianza y seguridad en sí mismo y en los demás, en sentirse escuchado, valorado, respetado y tenido en cuenta. Por ello cada idea, propuesta y sentimiento es oportunamente considerado por el Equipo Socioeducativo y apoyado en el momento que se produce con la escucha, la acción, el diálogo y el acto de compartir.

Nuestro entorno natural nos proporciona los mejores materiales y oportunidades educativas de conocimiento, interacción, desarrollo psicomotor y sensoriomotor, “sentir y aprender del entorno desde la observación, la relación y el crecimiento en él”. Otros materiales pueden servir como apoyo, colaboración y profundización de un determinado proceso de desarrollo sea éste del carácter que sea, pero es el medio natural el lugar natural, valga esta redundancia, para señalar que donde la niña y el niño se sienten libres, felices, en interacción directa con los elementos más respetuosos, provocadores y generadores de su desarrollo holístico es la tierra, los árboles, los insectos, los mamíferos, los anfíbios, las aves, el agua, el aire limpio, las piedras, texturas, tonalidades, biodiversidad, paisajes, caos, etc. provocan re-interpretaciones y construcción de conocimientos a partir del sentir/hacer/pensar, casi siempre por este orden.

 
Igualmente nuestro espacio ha nutrido la realización de actividades variadas y enriquecedoras para Celia, Iris y Alejandra, en el caso de la elaboración de pan, bizcocho, siembra de árboles, arbustos y hortalizas en los semilleros, la recolección de zanahorias, remolachas y calabazas, el cuidado y atención a las gallinas, la sorpresa que aguarda en el gallinero con la puesta de huevos, su cuidado y limpieza, la construcción de la cabaña, el juego con neumáticos, el juego simbólico y dramatización de canciones, en el arenero, en relación al ajedrez, los paseos, el aprender a coger una gallina en un huerto, los momentos compartidos entorno al desayuno, las despedidas y las recogidas/organización de materiales, las llegadas y la acogida, etc. Todos se convierten en momentos mágicos, interesantes y sugerentes que forman parte de nuestra sociopraxis educativa.



Raíces y Flores es una realidad en construcción que necesita de más familias, apoyos personales e institucionales que a buen seguro irán llegando con nuestro esfuerzo y buen hacer, el paso de los días, las semanas y los meses, desde estas líneas deseamos agradecer a la familia de Alejandro, Mª José, Alejandra y Celia, la confianza depositada en nuestro proyecto y los pasos que se dan cada día, y a José Luís, Lola y María, esa segunda familia nuestra que desde la “sombra” siempre ha estado confiando, apoyando y nutriendo nuestras ilusiones, esperanzas y utopías. Sinceramente gracias.